10 Jul La vida de este abogado de Chicago fue salvada por dos premios Nobel israelíes
El mieloma, un cáncer de la sangre en la médula ósea, solía tener una tasa de supervivencia de cinco años del 25%. Con un nuevo tratamiento, ese número ha aumentado hasta el 75%
Cuando Jeffrey Kriezelman comenzó a sentir el dolor en su espalda, no le prestó atención pensando que era una vieja lesión de béisbol.
Un ocupado abogado de inmigración cuya firma de Chicago ayuda a inmigrantes y solicitantes de asilo a obtener el estatus legal en los Estados Unidos, Kriezelman también era un ávido atleta que había pasado muchas temporadas jugando en una liga masculina de béisbol. Entre los deportes y las largas horas de trabajo en la empresa que dirigía, Kriezelman, a los sesenta años, no tenía tiempo de pensar mucho en el dolor.
Pero pasaron semanas y el dolor empeoró. Así que Kriezelman llamó a su hijo Justin, un médico de emergencia. Justin hizo que su padre fuera a la emergencia cuando él estaba de turno y le hizo una tomografía. El radiólogo no vio nada sospechoso.
Pero algo intranquilizaba a Justin, y decidió revisar el examen él mismo. Detectó una lesión y una grieta en las vértebras T2 de su padre, un signo revelador de mieloma múltiple, un cáncer de la sangre en la médula ósea que causa fracturas esqueléticas. Cada año, aproximadamente 14.000 estadounidenses son diagnosticados con la enfermedad y más de 12.000 mueren de ella.
Justin tuvo que darle la noticia a su padre.
«Ir a la habitación y decirle a tu padre que tiene mieloma – fue una experiencia surrealista, una pesadilla», dijo Justin.
Al ver la expresión descompuesta de su hijo, Kriezelman comprendió al instante que algo estaba terriblemente mal.
El diagnóstico, confirmado por una biopsia, fue un shock. Muy rápidamente, Kriezelman pasó de sano y muy activo a pasar en cama casi todo el tiempo.
Jeffrey Kriezelman (I), visitando al ganador del Premio Nobel Avram Hershko durante un viaje a Israel en 2015 para agradecer a Hershko y al científico Aaron Ciechanover por descubrir el proceso celular que llevó al desarrollo de una droga que salvó la vida de Kriezelman. (Cortesía de Jeffrey Kriezelman / via JTA)
Su batalla contra el cáncer se convirtió en un asunto de familia. Justin se convirtió en el pilar central de su padre para el tratamiento, buscando especialistas. La esposa de Kriezelman, Adrienne, se convirtió en la principal cuidadora, ayudando a su esposo a levantarse de la cama y conduciéndolo a las citas, manteniendo registros de sus niveles químicos y poniéndole inyecciones de fármacos cuando era necesario. Lo hizo todo mientras llevaba la contabilidad para la firma de siete abogados que su esposo fundó en 1974. Mientras tanto, Justin y sus tres hermanos comenzaron a buscar opciones de tratamiento.
A pesar de todo, Kriezelman fue relativamente afortunado. Hasta unos años antes de su diagnóstico de 2009, la mayoría de los pacientes con mieloma múltiple morían de la enfermedad en tres años.
Pero en 2003, científicos lograron un gran avance. Un fármaco experimental llamado Velcade demostró ser tan eficaz en los ensayos clínicos que las pruebas fueron detenidas temprano y la FDA le concedió aprobación acelerada.
El fármaco se basó en una investigación innovadora llevada a cabo a finales de los años 70 y principios de los 80 por un par de científicos israelíes, el Dr. Aaron Ciechanover y el Dr. Avram Hershko del Instituto de Tecnología Technion-Israel. La investigación – financiada por el Fondo de Investigación del Cáncer de Israel y por la que el par compartiría el Premio Nobel de Química 2004 con el biólogo estadounidense Irwin Rose – se centró en cómo las células destruyen las proteínas que ya no necesitan.
Los científicos descubrieron un omnipresente tipo de proteína presente en todas las células, denominada ubiquitina, que se une a las proteínas que la célula quiere destruir. Las proteínas afectadas se llevan a una cámara de la célula llamada proteasoma que funciona como una especie de eliminador de basura, destruyendo las proteínas innecesarias. Esta función de eliminación, conocida como «degradación de proteínas», es parte del proceso normal por el cual las células se dividen y duplican.
Velcade actúa inhibiendo el eliminador de despedicios de proteasoma, permitiendo que las proteínas sobrevivan para dañar a sus células huésped. Si bien eso es un resultado no deseado para las personas sanas, es el objetivo de la quimioterapia: matar las células cancerígenas. Ciechanover compara el efecto a una huelga de saneamiento: Mientras Velcade inhibe las proteínas de degradarse, se acumulan alrededor de las células cancerígenas, lo que lleva a su muerte.
«No permitimos que las células cancerígenas eliminen la basura», dijo Ciechanover en una entrevista. «Se quedan en su casa y mueren por ello».
Velcade fue el primer inhibidor del proteasoma que se aprobó para el tratamiento. Aunque el mieloma sigue siendo un diagnóstico sombrío, las mejoras en el tratamiento – incluyendo drogas como Velcade – han ayudado a aumentar la esperanza de vida, con la tasa de supervivencia a cinco años aumentando de alrededor del 25 por ciento en los pacientes en 1975 al 50% hoy.
Foto ilustrativa de un médico con una paciente de cáncer (Shutterstock)
Pero el tratamiento es difícil de formular y puede implicar una combinación de quimioterapia, fármacos para prevenir la pérdida ósea, radiación, cirugía, trasplante de células madre y reemplazar las células plasmáticas malignas por otras sanas utilizando una máquina.
La búsqueda de Justin por el tratamiento adecuado llevó al Dr. Bart Barlogie, fundador del Instituto de Mieloma de la Universidad de Arkansas para Ciencias Médicas. Barlogie había sido pionero en un tratamiento combinando quimioterapia con trasplante de células madre para lograr una tasa de supervivencia a cinco años del 75%, según su instituto.
Kriezelman y su esposa comenzaron a hacer viajes regulares a Little Rock para recibir tratamiento, alquilando un condominio allí y viajando de ida y vuelta desde su casa en Winnetka, al norte de Chicago. En la clínica de Barlogie, Kriezelman recibió una combinación de dos tratamientos de células madre, usando células cosechadas de su propio cuerpo, y quimioterapia que incluía Velcade.
El tratamiento era agotador. Kriezelman pasaba hasta un mes en Little Rock antes de regresar a Chicago por varias semanas de recuperación, para luego regresar a Arkansas para otro ciclo de «quimioterapia pesada». Siguió trabajando todo el tiempo, enviando archivos de Chicago a Arkansas.
«El trabajo es un antídoto increíble contra lo que te aflige. Mantiene tu mente ocupada», dijo Kriezelman. «No tuve tiempo de deprimirme. Yo estaba demasiado ocupado con el tratamiento, y sentí que lo lograría si estaba siempre positivo.»
Después de un año y medio, en 2010 Kriezelman fue declarado oficialmente en remisión. Pero soportó otros dos años y medio de quimioterapia de baja intensidad, todos con Velcade como una parte clave del cóctel.
«He escuchado de hematólogos que cientos de miles de pacientes lo están utilizando en todo el mundo», dijo Hershko. «Es muy satisfactorio saber que una droga basada en nuestro descubrimiento es eficaz y ayudó a muchas personas a tener una buena calidad de vida durante muchos años».
Han pasado unos cuatro años desde que Kriezelman dejó la quimioterapia. Todavía se hace chequeos regulares con Barlogie, que ahora está en el el Hospital Monte Sinaí en Nueva York, pero está sano y con ganas de celebrar su 70 cumpleaños en agosto.
Foto ilustrativa de una paciente de cáncer que recibe tratamiento de quimioterapia. (Shutterstock)
Kriezelman atribuye su supervivencia a los descubrimientos de Hershko y Ciechanover que sentaron las bases para el desarrollo de Velcade. Para expresar su gratitud, se unió a la junta directiva de la filial de Chicago del Fondo de Investigación del Cáncer de Israel, que recauda dinero en América del Norte para la investigación del cáncer en Israel. Kriezelman pudo agradecerle a Ciechanover personalmente cuando los dos fueron honrados en una gala de la ICRF (Fondo de Investigación del Cáncer de Israel por sus siglas en inglés) en Chicago en diciembre de 2014. Un año más tarde Kriezelman se reunió con Hershko en el Technion durante una visita a Israel para el bat mitzvah de su nieta.
Hoy, Kriezelman tiene un enfoque de agradecimiento, de no dar nada por sentado, de alguien que miró a la muerte en la cara y sobrevivió.
«Cada día es un regalo», dijo. «Tu perspectiva cambia. Estás concentrado en vivir todos los días. Cada día me despierto y veo el sol y es un buen día, pase lo que pase».
Kriezelman ya no juega béisbol, pero se mantiene ocupado con su bufete de abogados, Kriezelman Burton & Associates, donde entre los abogados están su hijo Matthew y su yerno Justin Burton. Sin el trabajo de Burton durante su enfermedad, Kriezelman dijo, él habría tenido que cerrar la firma.
El trabajo de Kriezelman también está ligado a su filantropía. Su firma provee un trabajo pro bono para la Fundación de Servicios Legales Voluntarios de Chicago, que ayuda a aquellos que no pueden pagar representación legal, y es presidente del capítulo de Chicago de la agencia de reasentamiento de refugiados HIAS, anteriormente Sociedad Hebrea de Ayuda a Inmigrantes. La hija de Kriezelman, Gillian, ha sido instrumental en la organización del capítulo de Chicago de la rama de liderazgo joven del Fondo de Investigación de Cáncer de Israel.
Mirando hacia atrás en la experiencia, Justin Kriezelman es reacio a llevarse el crédito cuando un reportero sugiere que fue su acto de detectar la lesión en ese examen que salvó la vida de su padre. Con el tiempo, él acepta.
«En cierto sentido, sí, me encontré con su cáncer antes de que fuera mucho peor», dice Justin. «Si no fuera por lo que hice, no sé si estaría aquí hoy».
Por su parte, Kriezelman no tiene ninguna duda de que fue su hijo quien le salvó la vida.
«Todo lo que pagué en la escuela de medicina dio sus frutos», bromeó.
Este artículo fue patrocinado y producido en colaboración con el Israel Cancer Research Fund, el cual está comprometido a encontrar y financiar tratamientos y curas innovadoras para todas las formas de cáncer, aprovechando el talento único, la experiencia y los beneficios que Israel y sus científicos tienen para ofrecer. Este artículo fue producido por el equipo de contenido nativo de JTA.
Fuente: The Times of Israel
Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil