Reconstruyendo vidas: La ayuda del JDC [Comité Judío Estadounidense de Distribución Conjunta por sus siglas en inglés] a los desplazados, traumatizados y comunidades de primera línea de Israel


El JDC lleva a cabo actividades de bienestar y recreo para ancianos evacuados en hoteles, incluidos los del norte de Israel desesperados por volver a casa. (Crédito de la foto: Ariel Hanin)

Desde habitaciones tranquilas hasta trayectorias profesionales, el Comité Judío Estadounidense de Distribución Conjunta presta un apoyo vital a decenas de miles de evacuados, ancianos y comunidades de primera línea en Israel.

POR: Alan Rosenbaum

Han pasado 10 meses desde que Lilian Ben Harush, de 76 años, de la ciudad norteña de Kiryat Shmona, fue evacuada a un hotel de Netanya con su marido, Jacob. «Nunca imaginamos una situación como ésta», dice Lilian, una de los 60.000 evacuados del norte de Israel. «Había mucha incertidumbre. Sólo me llevé una pequeña maleta porque pensaba que volveríamos en una semana. Llegamos al hotel, donde el personal nos recibió calurosamente, como hacen los israelíes».

Pero permanecer 10 meses en un hotel no es fácil. Los días pueden ser largos y difíciles para las personas desplazadas, especialmente para los ancianos, que se enfrentan a la pérdida de sus hogares, círculos sociales y redes de atención. Corren un mayor riesgo de deterioro cognitivo y de la movilidad, aislamiento, depresión y enfermedades relacionadas con el estrés.


Jenny Aloni, de Ofakim, sostiene una foto de su hijo Eran, caído en Gaza. (Crédito: Yahel Betito Abecassis)

Fue entonces cuando el Comité Judío Estadounidense de Distribución Conjunta(JDC), conocido como «The Joint» [¨La Junta¨], intervino para ayudar a Lilian y Jacob. Con más de un siglo de experiencia en la mejora de la vida de las personas vulnerables de la sociedad israelí, el JDC se asoció con el gobierno israelí para ofrecer actividades de rehabilitación y recreativas a los ancianos evacuados y a los que viven bajo el fuego. Estos esfuerzos ayudan a crear una rutina y un compromiso significativo, promueven el bienestar y dan estabilidad a los ancianos.

Esto forma parte de la operación de emergencia del JDC tras el 7 de octubre. La organización comenzó inmediatamente a proporcionar ayuda vital y a fomentar la resiliencia, lo que ha ayudado directamente a cientos de miles de los israelíes más afectados, ayudándoles a recuperarse y a reconstruir sus vidas.

En el hotel, Lilian y Jacob encontraron una variedad de actividades diseñadas para las personas mayores desplazadas. La decisión de Jacob de asistir a las actividades animó a Lilian a unirse a él. «Aquí conectamos con todo el mundo, y las actividades nos dan aire y la oportunidad de sonreír y reír, aunque sea por poco tiempo», dice Lilian. «Hay muchas clases diferentes que cambian según nuestras necesidades y peticiones. No puedo imaginar mi vida aquí sin esto».

Por desgracia, Jacob falleció durante su estancia en el hotel. Durante la shiva y los días siguientes, la nueva comunidad y las actividades de Lilian le proporcionaron consuelo y apoyo, dándole la resistencia que necesitaba para participar en la vida y en la sociedad.

Mientras continúa la guerra en el norte de Israel, el JDC ha ampliado su respuesta humanitaria para satisfacer las necesidades de los israelíes bajo fuego constante. Esto incluye la distribución de decenas de miles de kits de ayuda con alimentos y equipos de emergencia; el despliegue de docenas de asistentes sociales comunitarios de emergencia en todo el norte para atender a los ancianos y las personas con discapacidad; y la prestación de apoyo a la salud mental y la resiliencia a través de diversos programas.

Esto se suma a la respuesta de emergencia del JDC para las personas en el norte desde el 7 de octubre, que ha incluido el trauma y el apoyo social a los evacuados, la entrega de provisiones vitales y suministros de primeros auxilios para las poblaciones vulnerables, y la formación y servicios de crisis para las unidades locales de respuesta de emergencia en más de 60 municipios en el norte, hogar de árabes y judíos. El JDC ha aprovechado su amplia respuesta en el sur de Israel, adaptando los modelos de ayuda a las necesidades de los israelíes más afectados del Norte.

La crisis de salud mental de Israel se ha agravado desde el 7 de octubre. De hecho, tantos israelíes necesitaban soluciones de salud mental, postraumáticas y de resiliencia que el JDC, que cuenta con décadas de experiencia en el ámbito de la salud mental, creó todo un nuevo conjunto de soluciones para israelíes como Zion Saadia, un profesor de 63 años.

«Cada soldado que muere me retrotrae a la Segunda Guerra del Líbano de 2006, cuando mataron a mi hijo mayor», dice Zion, cuyo hijo, Liran Saadia, cayó en combate en el Líbano. A este trauma se suma el hecho de que, desde el 7 de octubre, Zion vive con su esposa en una pequeña habitación de hotel, lejos de la única vida que conocía.

A medida que la guerra continúa, también lo hace la prolongada estancia de decenas de miles de evacuados en hoteles. Aunque el personal de los hoteles hace todo lo posible por ofrecer a estos desplazados un hogar alternativo, el ruido, el alboroto y la sobrecarga sensorial pasan factura después de tanto tiempo. Por ello, el JDC ha creado los Quiet Rooms [Habitaciones Silenciosas].

Los Quiet Rooms -espacios de estímulo reducido que son calmantes y ofrecen herramientas sensoriales de autorregulación- disminuyen la ansiedad y el estrés mental, y ayudan a las personas a recuperar el sentido del equilibrio y la dirección. El programa fue creado por el JDC junto con el Ministerio de Sanidad, y lo gestiona la Asociación Beit Issie Shapiro.

«A veces quieres tranquilidad. Te sientas en el vestíbulo y hay actividades infantiles; corren y gritan, y no puedes regañar a nadie porque ésta también es su casa», dice Zion. «Pero con las noticias de cada soldado que muere, estoy en un estado de ansiedad y tensión extremas. Es entonces cuando necesito la Sala de Tranquilidad».

Entre las herramientas de relajación de la sala hay mullidos sacos de arverjas, iluminación tenue y mantas con peso. También hay gafas de realidad virtual y software relacionado, donados por XRHealth, que crean un entorno virtual relajante. «Cuando vengo aquí, me desconecto del mundo exterior», dice Zion. «Puedes estar con delfines, en un bosque con pájaros o rodeado de montañas nevadas. La media hora que estoy aquí me ayuda a relajarme. Cuando salgo de aquí, me siento completamente nuevo». Los Quiet Rooms han resultado tan eficaces que algunos evacuados que regresaron a sus kibutzim han creado estos espacios tranquilizadores. El JDC está probando ahora este modelo en un hospital y un centro comunitario.

«Se suponía que iba a ser un Shabat alegre», dice Lilach Dahari sobre el 7 de octubre. «Era la primera vez que los gemelos estaban en casa después de un mes en la UCIN. Nos fuimos a dormir y nos despertamos con una realidad inimaginable». Lilach, de 45 años, es madre de cinco hijos y vive en Ofakim, una ciudad a las afueras de la envoltura de Gaza que fue atacada el 7 de octubre y perdió a 52 residentes en un barrio. «Nos despertamos al oír las sirenas y decidimos ir a casa de mi cuñada porque tiene una habitación segura», cuenta Lilach. Pero al ver los combates fuera, Lilach y su familia tuvieron que quedarse en casa.

Después, fueron evacuados a hoteles en el Mar Muerto y Eilat. Al cabo de dos meses y medio, decidieron regresar a casa. Pero las imágenes y los olores que experimentó el 7 de octubre permanecían grabados en la mente de Lilach, lo que le dificultaba sus funciones, sobre todo por la noche. Encontró ayuda para recuperarse en su mismo barrio, en las actividades que ofrece un nuevo centro comunitario de resiliencia creado por el JDC.

El centro de resiliencia ofrece servicios de asesoramiento, formación en bienestar y eventos públicos que fomentan la sensación de seguridad de los residentes, como reuniones vecinales y eventos para niños. Esto es sólo una parte de la iniciativa estratégica holística a largo plazo del JDC llamada Revivir el Espíritu, o Mashiv HaRuach en hebreo.

Mashiv HaRuach está ayudando a cientos de miles de israelíes que viven en comunidades de primera línea como Ofakim, Ashkelon y Rahat, en el sur, y Nahariya, en el norte, a recuperar su sensación de estabilidad y seguridad, garantizando que las ciudades dispongan de los recursos necesarios para promover la curación, crear una infraestructura estable y fomentar la resiliencia de la comunidad para todos. «Mashiv HaRuach nos conectó como comunidad, de la que nunca había formado parte desde que me mudé aquí», dice Lilach. «Gracias por vernos y por todo el bien que han hecho por mí, por mi familia y por los vecinos de aquí. Lo atesoraré para siempre».

El brutal atentado del 7 de octubre creó la necesidad de prestar apoyo social a millones de personas que hasta entonces no habían necesitado ayuda. Una de ellas es Jenny Aloni, de 53 años, profesora de educación especial. Aquel sábado, Jenny y su familia de Ofakim se despertaron con combates en su ciudad. Su marido, Doron, comandante de la Policía de Israel, estaba luchando contra terroristas en las cercanías, y su hijo soldado, Eran, vigilaba la casa de la familia con su arma, asegurándose de que su madre y su hermana estuvieran a salvo. Su otro hijo, Amit, estaba en el festival de música Supernova.

Mientras la familia se escondía en casa, Jenny intentaba desesperadamente mantenerse en contacto con Amit, que huía del recinto del Supernova. Doron decidió ir a rescatar a su hijo del festival, pero se encontró con decenas de terroristas por el camino y acabó herido por una granada.

Amit encontró un escondite en un granero y sobrevivió a los horrores. Doron fue operado y se recuperó. Poco después, la familia fue a Eilat para alejarse de los difíciles recuerdos y celebrar el cumpleaños de su hija menor. Esa noche, el ejército vino a informarles de que Eran, que tan valientemente protegió a su familia en su casa, había caído en combate en el norte de Gaza. Este fue el punto de ruptura para Jenny. «Desde entonces, el día no es día, la noche no es noche y la vida no es vida», se lamenta Jenny. «Durante 28 años trabajé en educación especial, pero sencillamente no podía volver. Era demasiado para mí».

Jenny se dio cuenta de que necesitaba recuperarse, así que se unió al programa Back on Track del JDC. Desarrollado por el JDC, la Asociación NATAL y el gobierno israelí, el programa ayuda a las personas que sobrevivieron al 7 de octubre o resultaron heridas en combate a reincorporarse al mercado laboral y reiniciar sus vidas. El programa, que actualmente atiende a más de 100 personas en seis municipios y tres hospitales, ofrece orientación profesional individualizada y adaptada a las necesidades particulares de cada persona.

Mis reuniones semanales con Hadas, la coordinadora del programa, son mis momentos de bendición. Trabajo con ella para sobrellevar la pérdida y para saber hacia dónde me dirijo en mi carrera», dice Jenny.

Con el apoyo del programa, Jenny empezó a replantearse su carrera y está a punto de empezar de nuevo en la joyería. «En mis sueños, quiero entrelazar la memoria de Eran en mi nuevo empeño, un trozo de él en todo lo que haga. No he renunciado al empleo, pero necesito hacerlo a mi propio ritmo y crear algo nuevo a partir del dolor del pasado».

Los esfuerzos para ayudar a israelíes como Jenny son posibles gracias a las Federaciones Judías y a decenas de miles de fundaciones, familias, empresas y donantes individuales que apoyan la labor de respuesta de emergencia del JDC tras el 7 de octubre. Desde su fundación en 1914 para ayudar a los judíos hambrientos de Jerusalem afectados por el estallido de la Primera Guerra Mundial, el JDC ha invertido más de 10.000 millones de shekels para mejorar la vida de los más vulnerables de Israel, cerrar las brechas sociales y garantizar oportunidades para todos los israelíes.

«No hay escasez de dolor en Israel hoy en día, ya que millones de personas han cambiado para siempre por los ataques del 7 de octubre y la guerra en curso», dice Ariel Zwang, CEO de JDC. «Para Jenny, Zion, Lilach y Lilian, y otros cientos de miles de personas traumatizadas, desplazadas, desempleadas y que viven en ciudades de primera línea en todo Israel, el JDC está ahí.

Estamos codo con codo con ellos, con las herramientas y los conocimientos innovadores para ayudar a las personas cuando se enfrentan a la desesperanza y la desesperación. Hay un largo camino por delante y mucho trabajo por hacer, pero estamos dedicados a garantizar que los israelíes tengan un futuro brillante y fuerte.»

 

Traducción: Consulado General H. de Israel en Guayaquil
Fuente: The Jerusalem Post



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