Alrededor del 92% de los israelíes viven en zonas urbanas. Muchas modernas ciudades, que combinan lo antiguo con lo nuevo, han sido construidas en sitios conocidos desde la antigüedad; entre ellas se cuentan Jerusalem, Safed, Beer Sheva, Tiberíades y Acre (Acco). Otras, como Rejovot, Hadera, Pétaj Tikvá y Rishón Letzión comenzaron como asentamientos agrícolas, en el período anterior al estado y evolucionaron gradualmente hasta transformarse en grandes centros de población.
Ciudades de desarrollo como Carmiel y Kiriat Gat fueron construidas en los primeros años del estado para albergar el acelerado crecimiento de la población generado por la inmigración masiva, para ayudar a dispersar la población por todo el país y para promover una economía rural y urbana estrechamente relacionadas entre sí, llevando la industria y los servicios a zonas hasta entonces deshabitadas.
Alrededor del 8 porciento de la población vive en áreas rurales, en aldeas y en dos marcos cooperativos singulares, el kibutz y el moshav, que se desarrollaron en el país a comienzos del siglo XX.